"Vitalogy", Pearl Jam, 1994, Epic

Si bien vendrían después otros experimentos sónicos (en "Binaural", de 2000) y una arriesgadísima reformulación de la estética musical de la banda (en "No code", de 1996), es el tercero de los álbumes de Pearl Jam el que incluye las composiciones más extrañas de la discografía. A la vez, cabe encontrar en "Vitalogy" una continuación, radicalización o exacerbación del sonido crudo y punk de "Vs": la producción es aparentemente simple, abundan las canciones de tempos acelerados y hay poquísimos solos de guitarra o arreglos sutiles y melódicos; esto queda más que claro con las dos primeras canciones, "Last exit" y -especialmente- "Spin the black circle", y el gesto reaparecerá más adelante en "Whipping" (una de las mejores del disco, con su muro de distorsión y la vocalización casi al nivel de un mantra neurótico de Eddie Vedder) y "Satan's bed", con la beatlesca (como una suerte de Beatles mutantes y grotescos en un mundo polvoriento y postapocalíptico) "Tremor Christ" y la excelente "Not for you" como suerte de zona intermedia o pasaje hacia los momentos más emotivos y clásicos de la banda: "Corduroy", con su fade-in arpegiado, su sección final oscura y abismal y su puente ("everything has chains / absolutely nothing's changed"), donde Vedder -digámoslo ya: la mejor voz masculina de los noventas- compacta la voz en su registro más alto y desgarrador; "Nothingman", sin duda la pieza más dulce y melancólica del álbum, con otro enorme momento vocal hacia 1:39; "Better man", con su comienzo atmosférico y ambient y el precioso uso del órgano, probablemente la mayor sutileza de un disco agresivo como pocos, además de la asombrosa entrada de la banda completa en 1:58; y, finalmente, la bellísima y desoladora "Immortality", que podría ofrecer de cierre al disco de no ser por la aparición de esa otra corriente estética de "Vitalogy", ensamblada con experimentos sónicos y composiciones ajenas al sonido previo de la banda. Así, "Hey foxymophandlemama, that's me" (también llamada "Stupid mop") ofrece un collage de voces encontradas (se trata de entrevistas a pacientes de un hospital psiquiátrico) convertidas en loops sobre una serie de acoples y ruido de guitarra, con la batería irrumpiendo en 3:04 y pautando una atmósfera inquietante y hasta aterradora (similar a algunos experimentos de Tool en "Lateralus") que de alguna manera encaja a la perfección con la estética del librillo y la presentación del álbum, una suerte de retrobiología/fisiología al borde de lo esotérico. La distancia entre "Nothingman" y esta última composición es enorme, y ese espacio incluye también el cántico psicodélico atmosférico de "Aye davanita", el extraño e hipnótico interludio (entre dos de las mejores canciones del disco) de "Pry, to" y el loop de acordeón de "Bugs", con la banda sonando como una máquina que se cae a pedazos.

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