"Fireball", Deep Purple, 1971, Harvest/Warner Bros


Sin duda es en "Machine head" (1972) donde Deep Purple da de manera más certera en el blanco, con un álbum tenso y homogéneo que más que explorar las posibilidades del lenguaje hardrockero de la banda ofrece, bajo la especie de una suerte de lección bien aprendida, el mayor esplendor que cabe derivar de esas posibilidades. Es, es decir, un disco en el que la ejecución es tan brillante que su relativo conservadurismo de jugada segura no importa para nada; así, el momento -acaso menos logrado en términos de artesanado- más arriesgado o experimental de la formación clásica de Deep Purple es el del disco inmediatamente anterior, "Fireball".
Está claro que todas sus piezas funcionan bien en sí mismas, pero hay a la vez quizá una sensación algo borrosa en cuanto a la manera en que se articulan en un álbum, en particular si lo que se espera de un álbum es eso que "Machine head" ofrece tan bien; sin embargo, en su heterogeneidad o incluso su imperfección "Fireball" logra brillar como uno de esos grandes discos (el álbum blanco, "Exile on main street", "Electric ladyland", "Diamond dogs") en los que los defectos se vuelven virtudes. Está el hard rock vertiginoso del title-track (que de alguna manera contiene un sample clarísimo de lo que después haría la new wave of british heavy metal: tempos acelerados, cabalgatas, doble bombo, virtuosismo) y también el número humorístico/bluesero (de alguna manera poco característico del estilo de Ritchie Blackmore) de "Anyone's daughter", a la vez que el momento más prog y ambiental en la sección instrumental de "Fools" -de lo mejor del álbum- y la impresionante "The mule", inspirada en el personaje de la serie de Fundación, de Isaac Asimov. La intensidad riffera que brillaría después -como si este fuese el lugar del disco que la banda eligió para desarrollar a fondo en su trabajo siguiente- en "Machine head" está anunciada en "Demon's eye" y, un poco en menor medida, en "No no no", y hay lugar para un hard rock oscuro y a la vez algo tenue y derivativo en "No one came", acaso el momento más flojo del álbum si se prefiere tomar a "Anyone's daughter" como un respiro divertido en lo que de otro modo sería una exhibición de experimentos entre el hard rock y el protometal.
La versión USA del álbum incluía el single "Strange kind of woman", que desde la textura sonora de "Fireball" ofrece ya no tanto un hard rock riffero a la "Machine head" sino más bien un número rockero más boogie, que podría pasar por regresivo si no fuera por la brillantez de su ejecución y su impresionante efectividad pop.

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