"A shadow in time", William Basinski, 2017, 2062/Temporary Residence


La primera de las dos composiciones incluidas en "A shadow in time" fue encargada a Basinksi tras la muerte de David Bowie, y es fácil ver en su lenguaje que remite a "The disintegration loops" (un loop orquestal que repetición tras repetición va diseñando un ambiente desolado y a la vez emocionante, en plena expansión) una construcción desde el Bowie de los años de Berlín. De hecho, más o menos hacia la mitad de la pieza irrumpe un saxofón que evoca los instrumentales de "Low" y "Heroes", acaso "Neuköln" en particular (aunque Basinski se refirió más bien a la música de "Low" en algunas entrevistas); para ese momento las frases de saxofón parecen prometer una contaminación expresiva en el mecanismo o procedimiento de los loops, pero pronto entendemos que no se trata sino de otra capa en reiteración indefinida, como si los dos niveles fundamentales de la pieza (el fondo orquestal y el fraseo de saxofón) tendiensen a encontrarse en la lejanía. Y de alguna manera esto habilita precisamente una perspectiva: la pieza se abisma en la distancia y allí, como en "The disintegration loops", la entropía se encarga de llevárselo todo. La pieza, entonces, parece desanudarse hacia los 18 minutos, y el paisaje que entrevimos -en el que nos adentramos- se pierde en la expansión del universo mayor que lo contiene. El efecto es, de alguna manera, el de contextualizar aquellos paisajes sonoros creados en 1976/77 junto a Eno: el mood final es similar al de "Subterraneans" (ese sí en "Low") o incluso al de "Sense of doubt" (en "Heroes"), aunque, insisto, el final de "Neuköln" es también una referencia que parece apropiada.
Sin embargo es quizá la segunda pieza del disco, la que le da título, lo más sobrecogedor del álbum. Acá Basinski abandona el sistema del loop orquestal y propone una pieza dispuesta en capas y capas de sonidos obtenidos de un viejo Voyetra-8, tratados con océanos de reverb y una ecualización asombrosamente difusa; si bien por momentos parece posible reconocer núcleos de reiteración -es decir, como si los loops fuesen también acá el elemento fundamental del procedimiento-, la pieza es más cinemática en un sentido obvio, de examen de un paisaje, de cambio continuo. La primera barrera está hacia los 7 minutos, cuando el muro de sonido texturado parece adelgazarse y desplazar algunas de sus capas hacia las frecuencias agudas; otra transición está entre los 14 y los 15 minutos, donde las capas de sintizador parecen abrirse para dar paso a otros sonidos de fondo, más claros y acaso -algo que suena también en "For David Robert Jones", el tributo a Bowie que ocupa la primera mitad del álbum- más reminiscentes de voces humanas en coros. Pero hay todavia una sorpresa, la más marcada y dramática de la pieza: para los 20 minutos las nubes espesas de sonido se disiparon del todo y dejaron apenas una secuencia mínima de notas que evocan un sonido más temprano-ochentero de sintetizador (o sea algo más fácilmente asociable al Voyetra-8), bajo las cuales opera un pulso muy difuso en las frecuencias graves, a modo de tenue percusión. Esto, en tanto final, es sobrecogedor: la secuencia de notas del sintetizador pronto configuran un loop brevísimo y pasajero, que termina por llevarse la pieza al silencio del mismo modo en que termina (con un largo fade-out y un cuidadoso cambio en las frecuencias) "For David Robert Jones". En cierto sentido, si la relación entre "Reflection" y "Sisters" sugiere un Eno a punto de ver agotadas las posibilidades de sus procesos generativos, el borroneo de los límites entre un ambient expresivo y uno generativo que sugiere este último álbum de Basinski parece generar una posible dirección a tomar.

Comentarios

Entradas populares de este blog

"La mosca y la sopa", Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, 1991, Del Cielito Records

"Último bondi a Finisterre", Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, 1998, Patricio Rey Discos

"Gulp!", Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, 1985, Wormo