"Alien", Larry Heard, 1995, Black Market International


Quizá lo mejor de "Alien", el álbum de 1995 de Larry Heard, esté en "Faint object detection", su primera pieza, una por momentos siniestra apropiación del minimalismo en clave electrónica. Eso, en sí mismo, es una propuesta conceptual no carente de interés: la electrónica, entendida desde su momento basal en los setentas, comparte con el minimalismo el interés por el sonido antes que la música, y sin duda el énfasis de los posteriores subgéneros (dance, house, DnB, etc) en lo rítmico no está del todo separado de los esquemas de Steve Reich o Philip Glass, cuya versión digamos "rockera" se encuentra, como es sabido, en "Discipline", de King Crimson. Pensemos, es más, que el tipo de arpegio obsesivo y antiexpresivo típico de cierto minimalismo es, en esencia, lo mismo que opera desde una secuencia de sintetizador; eso, entonces, que a principios de los setenta era asombroso y que pronto fue capitalizado y estandarizado por bandas pioneras de la electrónica como Tangerine Dream, termina por funcionar en un contexto retro si es retomado en los noventas; lo que hace Heard en "Alien", en última instancia, es superponer esas secuencias (en la manera en que sonaban desde hardware de fines de los ochentas como el Oberheim Matrix 1000 o el apenas más tardío Korg O1/W) al lenguaje rítmico del house o, acaso, una suerte de proto-house.
No todo el disco está a la altura de su apertura (que es, en cierto modo, una reversión más electrónica de la primera sección de "Tubular bells"), y es interesante pensar que lo "alien" del título tiene más que ver con cierta cosa irónica y autoparódica desde una new age tomada para la broma que con lo que evocaría la película de Ridley Scott, pero la extensa "Galactic travels suite", en su enorme variedad paisajística y su tono casi siempre ligero, logra ofrecer momentos fascinantes y una suerte de relato válido en sí mismo; a la vez, los momentos más expresivos y melódicos (secciones de "Cosmology myth", las partes más dance de "The dance of Planet X" con su solo superpuesto de sintetizador, y ni que hablar de las voces sampleadas en "The beauty of Celeste") son lo más flojo de la propuesta, salvo por la delicada y detallada textura ensamblada por Heard, que es, en última instancia, de lo más valioso de "Alien".

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