"War child", Jethro Tull, 1974, Chrysalys


Una manera de verlo: después de "Thick as a brick" y "A passion play" había que llevar de vuelta a la banda al territorio más cómodo del pop/rock y al formato canción; la otra: Jethro Tull llegó a ser Jethro Tull al adquirir -entre "Aqualung" y "Thick as a brick" algo que cabría llamar un "potencial conceptual", que sería usado al 100% en los dos grandes álbumes estructurados como una pieza sin otra división que la impuesta por los dos lados del vinilo pero que, al llevarla a un nivel de energía digamos "menor" en cuanto a lo musical, resulta en un sobrante de potencial que debe ser gastado en otra cosa. En el caso de "War child" ese gasto pasaba por una película a la que el disco iba a acompañar y complementar; llegó a contactarse a John Cleese y a Leonard Rossiter, pero al final la cosa quedó en nada (porque ningún estudio de importancia quiso financiarlo). La trama iba de una adolescente que se moría y conocía a Dios, a San Pedro y a Lucifer en el más allá, y esa naturaleza de comedia con humor negro, aunque la película jamás se concretó, terminó por influir en la música del disco, pero es inevitable -para volver a esa metáfora del potencial- que al final el proyecto sufrió por la amputación de lo que acaso era su centro o su clave, y "War child" desilusionó a los seguidores de la banda y no a pocos críticos. 
Pasadas décadas incluso si la película fuera accesible sin duda lo que se habría abierto camino y trazado relaciones con toda la discografía anterior y posterior sería el álbum, y por eso hace tiempo ya que "War child" requiere una revisión. Como primero de una serie de discos donde ese potencial conceptual no alcanza su pleno aprovechamiento, y que por tanto quedan inevitablemente como de alguna manera menos fascinantes que los grandes momentos de la banda en los setentas ("Aqualung", "Thick as a brick", "A passion play", "Songs from the woods", "Heavy horses"), el álbum de 1974 y séptimo de la discografía es llamativo. El regreso al formato canción no suena ni forzado ni tambaleante, e incluso lo que cabría llamar el conjunto de momentos más deslucidos de la selección funciona bien en tanto rock tirando a pesado, con letras que fácilmente alcanzan el nivel medio de Ian Anderson y buenas performances vocales e instrumentales de toda la banda (ahí están "Sealion", "Queen and country" y "Only solitaire" como el cuerpo básico del disco). Y después están esos resabios de estructura a gran escala, que terminan por ser los caminos a los que se lleva el propio potencial conceptual: "War child", al comienzo, anticipa buena parte del contenido melódico del disco, y la hermosa "Skating away on the thin ice of the new day", que data de las sesiones de "Thick as a brick" (o, mejor dicho, de lo grabado inmediatamente después) y suena a especialmente ese Jethro Tull, da un comienzo interesante (con sus segundos de diálogo y efectos de sonido) al lado B, que es el mejor del álbum, en gran medida porque en la segunda posición está "Bungle in the jungle", que dificilmente podría ser desbancada de la mejor pieza pop compuesta por Ian Anderson y tocada por Jethro Tull. 
Después de un breve y delicioso segmento acústico ("Only solitarie") a la manera de "Cheap day return" sigue otra de las piezas mayores del álbum, "The third hoorah", que de alguna manera concentra esa atmósfera de comedia y humor que se le buscó al álbum completo y (además de retomar el tema del "Warchild" abierto por la primera canción del álbum) prepara el camino para la excelente "Two fingers", una reversión de "Lick your fingers clean", un himno pop/rock que fuera descartado de "Aqualung".
Quizá esa cosa de proyecto cinematográfico incidió también -además de en el humor- en la naturaleza heterogénea desde el punto de vista sonoro que acusa el álbum, que parece al borde de desmigajarse pero es, en última instancia, mantenido en su lugar y propuesto como un todo en última instancia cohesivo gracias a las cuerdas que atraviesan las composiciones y sirven de alguna manera de marca estilística para diferenciarlo de los trabajos que seguirían en la discografía de la banda. En ese sentido también brilla "The thirs hoorah", con su amplia variedad de timbres y sonoridades.

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